DOMINGO DE PASCUA: VIVAMOS LA RESURRECCIÓN EN NUESTRO CORAZÓN *Por gobernador Domingo Peppo

Culminando esta Semana Santa de reflexión y reconciliación nos encontramos en este Domingo de Resurrección. ¡Alegrémonos! ¡Cristo ha resucitado! Este Domingo es donde el milagro de la vida y la resurrección se hace carne en nosotros.

Con la alegría de saber que Cristo murió y resucitó para salvar al mundo, estamos llamados a repetirlo en nuestras vidas. Pero para resucitar, Cristo pasó por el dolor, la pasión y la muerte.

Dolor de traición, de abandono, de injusticia, de impotencia, de soledad, tantos dolores de Jesús sin perder nunca la fé en Dios. Pasión, donde la intensidad de la vida se manifiesta en su plenitud, las luchas internas de Jesús por no claudicar y mantenerse fiel. Muerte, el mensaje más importante de toda la vida, como transcurrir la muerte y cómo se trasciende. La muerte es la ausencia del amor, seguramente encontraremos en que acciones de nuestras vidas no hay tanto amor. Es el momento de modificarlas.

Con la Resurrección Cristo está vivo, vence a la muerte, vence a las cosas de este mundo, vence a todas las ataduras, a aquellas cosas que nos privan de la libertad, el consumo, el resentimiento, la avaricia. Cristo vive, y donde hay vida hay amor, hay un otro que me necesita, un otro en el cual podemos trascender y podemos entregar nuestro amor.

Qué bueno sería que cada uno de nosotros podamos realizar este proceso interno, para poder salir fortalecidos y resucitar en amor, en paz y felicidad que tanto anhelamos todos los chaqueños.

Es mi deseo, que Dios toque nuestros corazones y podamos pasar como sociedad a la resurrección que Cristo nos llama. Que podamos vivir fortalecidos en fraternidad, en la búsqueda del bien común, sin dejar nunca de lado nuestro hermano más vulnerable, el que más sufre. Que estas pascuas nos encuentren en familia, que podamos reconciliarnos entre hermanos, entre padres e hijos y como chaqueños. Que el amor de Dios se haga presente en todos los hogares y podamos celebrar la vida con la felicidad de sentirnos amados por Dios.

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