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La actividad fabril profundiza su crisis por la caída de la demanda interna y el aumento de costos Lo peor para la industria es el modelo

En lo que va del gobierno de Macri, la actividad industrial destruyó más de 70 mil empleos, con algunos sectores en una crisis severa. El sesgo antiindustrial de la política económica amenaza con agravar la situación en los próximos meses.
En los próximos meses se consolidará el sesgo antiindustrial del actual esquema macroeconómico, a partir de la caída de la demanda interna, el impacto de la sequía, las menores proyecciones de crecimiento de Brasil y la ralentización de la obra pública. El único factor que podría jugar a favor es la suba del tipo de cambio para exportadores, aunque el escenario volátil y la recomposición, aunque parcial, de salarios y otros costos internos, instalan dudas sobre el efecto positivo. A esa conclusión llega la consultora Radar, que dirige la ex subsecretaria de Comercio Exterior, Paula Español. La industria no paró de destruir puestos de trabajo incluso en los meses de recomposición de la actividad, con lo cual la proyección de empleo a corto plazo es muy negativa.

“Es similar a una sala de guardia”, “hay alerta por la cantidad de cheques rechazados”, “la prioridad es trabajar sobre las cadenas de pagos de las pymes”. El nuevo ministro de Producción, Dante Sica, trazó en los últimos días un panorama económico para la industria nacional que guarda cierta sintonía con la realidad, a diferencia de los planteos de Francisco Cabrera, su antecesor y amigo del presidente Macri. Sica asume con la urgencia de navegar una crisis de balanza de pagos que sigue profundizándose. A la carencia estructural de dólares que sufre la economía se le sumó la desregulación absoluta del mercado financiero, agrícola y de importaciones que estableció el gobierno de Cambiemos, que pensó ingenuamente que las señales pro-mercado, las críticas a Venezuela y el acercamiento con Estados Unidos convencerían a los jerarcas de las finanzas globales sobre el destino argentino como una buena inversión.

La subestimación de la fragilidad externa (e incluso el mal diagnóstico, al confundir el problema externo con uno fiscal) vuelve imparable a la corrida contra el peso, lo cual se traslada a diario a la suba de la inflación, caída del poder adquisitivo y del consumo interno. Precisamente, la caída del consumo es el principal problema para la industria nacional. La merma de las ventas se da en simultáneo al aumento de los costos, por subas de servicios públicos, costo financiero e insumos dolarizados, al aumento de la competencia importada y el achicamiento del crédito por las tasas imposibles de afrontar. Pero además, la sequía que afectó al campo junto a la disminución de las perspectivas de crecimiento de Brasil y la retracción de la obra pública por el ajuste fiscal que encara el Gobierno suman complicaciones. A continuación, una breve descripción de la actualidad y perspectivas de cada sector.

Metalmecánica

El sector venía mostrando un leve rebote previo a la corrida cambiaria, del 0,9 por ciento interanual en abril y del 1,7 en el primer cuatrimestre, según Adimra. “Los subsectores de mayor crecimiento son aquellos vinculados a la construcción, por lo que su freno es una mala noticia. De hecho, en abril, por primera vez desde el primer trimestre de 2016, la cantidad de empresas con perspectivas de que la producción caiga superó a las que esperan que la producción aumente”, describe el informe de Radar.

Aldo Lo Russo, de Camima, explicó que “cuando se cae el mercado interno no sólo afecta a las empresas que sólo venden localmente sino que también complica las cuentas para los exportadores, porque en general hay una parte de la producción que destina al mercado interno, entonces también queda afectada la competitividad exportadora, por más de que haya subido el dólar. Pero además, la capacidad para exportar no se explica por el precio del dólar sino también por el conocimiento sobre los mercados y la experiencia. Por lo tanto la devaluación no puede provocar un boom exportador”.

Materiales para la construcción

“Los indicadores muestran varias señales de reversión de la tendencia previa”, advierte el informe. Se destaca la baja del 3,8 por ciento de los despachos de cemento en mayo, la primera caída interanual desde febrero de 2017, mientras que los permisos de edificación (indicador que ofrece un termómetro de la actividad para los próximos meses) pasó de crecer 9,5 por ciento interanual en 2017 a caer 1,6 por ciento en el acumulado de los primeros cuatro meses de 2018. En tanto, el índice Construya mantiene su ritmo de crecimiento interanual del 10,7 por ciento en los primeros cinco meses pero muestra caídas mensuales desestacionalizadas en cuatro de los últimos seis meses.

“El Gobierno nos ha dicho que va a convocar a la oposición en el Congreso para discutir dónde cortar los gastos, pero nos anticiparon que lo más fácil, directo y rápido es la obra pública”, sostuvo días atrás Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de la Construcción. En el Gobierno dicen que no se va a afectar a la obra pública, pero las metas fiscales que pide el FMI no van a cerrar sin afectar esas partidas, a menos que se recorten fondos de la seguridad social o que las tarifas tengan nuevas subas extraordinarias.

Industria farmacéutica

En el primer cuatrimestre acumuló una baja interanual del 8 por ciento a raíz de la baja del consumo de medicamentos de venta libre. “El otro punto importante es el nuevo convenio con PAMI. La suba del dólar es una mala noticia para las farmacéuticas que venden al PAMI (representan alrededor del 40 por ciento del mercado) ya que no podrán actualizar los precios al mismo ritmo que la suba de los insumos importados”, agrega el informe de Radar.

Automotriz y autopartes

La producción de autos acumula en cinco meses una suba del 21 por ciento, aunque el incremento de mayo se ubicó en apenas el 3,5. La mejora del sector viene dada por el empuje de la demanda de Brasil, ahora ralentizada por las huelgas de camiones en el país vecino. Pero además,  la suba del dólar afecta a los precios internos de los autos, que se verificó en una caída del 7 por ciento de las ventas locales. De todos modos, las empresas esperan cerrar el año con una suba de la producción del 8 por ciento. En autopartes se registra una suba del 6 por ciento interanual hasta abril. El nivel de actividad está atado a la producción de autos y en el plano de la rentabilidad la suba del dólar tiene impacto positivo relativo sobre los exportadores, porque también se utilizan muchos insumos importados. En tanto, los neumáticos registran hasta abril una caída del 10 por ciento por el mayor ingreso de importados desde China.

Siderurgia

Si bien los datos interanuales siguen estando en terreno positivo, el análisis mensual muestra señales de debilitamiento. La producción de acero registra un alza interanual del 11,2 por ciento en mayo pero frente a abril hay una caída del 5,4 por ciento. La Cámara del Acero justificó el número al advertir que “la construcción –principal demandante– continuó con el cambio de tendencia manifestado el mes anterior, mostrando un proceso de lento debilitamiento en la colocación de los pedidos de materiales”. Otro cliente del sector son las automotrices y maquinaria agrícola, afectada por la sequía.

Textil, calzado y marroquinería

“La fabricación nacional en caída libre”, tituló la Cámara de la Indumentaria a su informe mensual difundido el viernes. En ese rubro, la producción física muestra una caída del 6,2 por ciento y la cantidad de costureros registrados bajó en 4055. Las ventas de textiles en supermercados se redujeron un 3 por ciento y las ventas en comercios minoristas, un 9,6 por ciento. Al mismo tiempo, las importaciones subieron 12,8 por ciento medidas en dólares y las cantidades importadas avanzaron 8 por ciento. El escenario no difiere mucho para el calzado y marroquinería, que caen en el año un 4,9 por ciento y otros textiles. “El gobierno planteó avanzar con una serie de medidas para el sector como rebajas impositivas, reducción de aportes y reintegros a la exportación, que no resuelven los problemas estructurales de la industria: caída del consumo, la escasez y elevado costo del financiamiento y el acelerado ritmo de apertura comercial”, explica Radar.

Alimentos

El sector venía mostrando una recuperación durante el primer cuatrimestre de 2018, excluyendo al complejo oleaginoso. En ese sentido, resaltó el incremento de las ventas de carne y la recuperación de la industria láctea, dos sectores que pueden recibir cierto impulso de la mano del dólar alto. Sin embargo, también hay caída en carne aviar y pesca. Más allá del sesgo exportador de algunos rubros, alimentos y bebidas tiene fuerte anclaje en el consumo masivo interno. Según la consultora KantarWorld Panel, el consumo masivo acumula en cinco meses una baja del 0,5 por ciento y anticipó una profundización de la caída en el año. Para Scentia, el consumo masivo en cinco meses muestra una leve alza de 0,3 por ciento pero ya en mayo registró una merma del 1,7 por ciento.

Química

La Cámara de la Industria Química y Petroquímica (CIQYP) calculó una baja de la actividad del 3 por ciento en el primer cuatrimestre luego de la merma del 13 por ciento en abril, a raíz del sector de agroquímicos, afectado por la sequía. “Lo más probable es que como consecuencia de la caída de la actividad, la producción mantenga su tendencia negativa. La mejora del tipo de cambio podría beneficiar a ciertos sectores exportadores, como insumos petroquímicos, y compensar parcialmente las menores ventas al mercado local, tal como sucedió en 2016”, considera Radar en su informe.

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