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Hallaron en San Juan los restos del dinosaurio gigante más arcaico El más antiguo es ArgenDino

Un equipo de investigadores argentinos descubrió en 2015, en el yacimiento arqueológico de Balde de Leyes, San Juan, al fósil más antiguo de los dinosaurios gigantes. Lo llamaron Ingentia prime. Ahora fue publicado el hallazgo.

Investigadores argentinos descubrieron hace tres años, en San Juan, restos fósiles de los dinosaurios gigantes más antiguos de los que se tenga registro. Se trata de animales que vivieron en el Triásico Superior, o Triásico Tardío, y cuyo hallazgo ofrece una nueva perspectiva acerca de las teorías que se tenían sobre cómo estas criaturas crecieron hasta alcanzar grandes dimensiones. El equipo que encontró y estudio los fósiles estuvo liderado por Cecilia Apaldetti, de la Universidad Nacional de San Juan, en colaboración con los investigadores Ricardo Martínez, Ignacio Cerda, Diego Pol y Óscar Alcober. El hallazgo tuvo lugar en 2015 en el yacimiento de Balde de Leyes, al sudeste de la provincia de San Juan. El trabajo realizado por los investigadores argentinos fue publicado ayer en una de las revistas científicas más imporantes a nivel internacional.

Los investigadores presentaron al dinosaurio como Ingentia prime (en latín, Primera inmensa) en un estudio publicado hoy en la revista Nature Ecology and Evolution donde se describe que se encuentra entre los primeros saurópodos gigantes, con una antigüedad de entre 201 y 237 millones de años. Se trata de una especie de dinosaurio 30 millones de años más longevo que sus primos los titanosaurios, un hallazgo que modifica las ideas que se tenían sobre cómo estas criaturas pudieron alcanzar grandes tamaños.

Al contrario que sus sucesores, los primeros dinosaurios de la familia de los Diplodocus o los Braquiosauros eran pequeños y tenían únicamente dos patas. Además, estos vivían en la zona que corresponde al sudeste del supercontinente Pangea. Según se explica en el documento, la teoría más extendida afirmaba que la adquisición del “cuerpo gigante” se produjo durante el Jurásico y se relacionó con numerosos cambios esqueléticos presentes en la rama de Eusauropoda. Sin embargo, el nuevo hallazgo -los restos fueron encontrados en 2015- revela que el primer pulso hacia el gigantismo en los dinosaurios ocurrió más de 30 millones de años antes de la aparición de los primeros saurópodos modernos.

En esta nueva teoría se destacan como factores fundamentales para esta evolución, una tasa de crecimiento altamente acelerada, un sistema respiratorio mejorado de estilo aviar y modificaciones en la musculatura epaxial vertebral y extremidades posteriores. Si bien el origen del gigantismo en los saurópodos modernos fue una etapa fundamental en la evolución de los dinosaurios, “un registro fósil incompleto oculta detalles de este crucial cambio”, señala el estudio. “Estas averiguaciones muestran que hay más de una manera de ‘crear’ un dinosaurio gigante y que los icónicos saurópodos cuentan con una larga historia de innovación evolutiva tras ellos”, destaca el documento científico divulgado hoy.

En una nota publicada en PáginaI12 en agosto del año pasado, Diego Pol, uno de los investigadores, señalaba que “por primera vez tenemos idea de cuán gigantes eran los animales terrestres más grandes de la historia”. El paleontólogo e investigador principal de Conicet, precisó que  tras cinco años de trabajo ininterrumpido de campo y laboratorio, especialistas del Museo Egidio Feruglio documentaron la presencia, en la Patagonia, de otros dinosaurios gigantes, como el baitizado como Patagotitan mayorum, el animal terrestre más grande de la historia, que habitaba el sur argentino. Pesaban entre 65 y 69 toneladas y median 40 metros de largo, y caminaron este rincón de la Tierra hace 101 millones de años, en el período Cretácico (el último de la era de los dinosaurios), época de oro para los reptiles más espectaculares de todos los tiempos.

Lo bautizaron así porque “mientras que ‘patago’ hace referencia a la Patagonia como lugar de origen y ‘titan’ al tamaño del espécimen, ‘mayorum’ se refiere a la familia Mayo, que advirtió del descubrimiento en 2012, cuando Aurelio Fernández, un peón que trabajaba en los campos de Chubut, localizó un fósil gigante. Pronto, los investigadores constataron que se trataba de un fémur de 2 metros y medio; eso lo convertía en el hueso más grande de la historia. Los especialistas viajaron y descubrieron una acumulación masiva de fósiles: un auténtico cementerio. Desde aquí, Patagotitan se sumó a la fila de otros hallazgos impresionantes como Argentinosaurus y Puertasaurus, que podrían explicar la historia del gigantismo en la región. Diego Pol narra cómo fue el proceso de trabajo para descubrir las características de una especie de dimensiones inimaginables, explica por qué la Patagonia es un lugar privilegiado para descubrimientos descomunales y recupera la perspectiva de la paleontología, una disciplina que hurga en el pasado profundo y reconstruye la historia.”

Diego Pol puntualizó en esa entrevista que esos hallazgos de 2012 recién se completaron en 2017 porque “se requirió mucho trabajo de campo y horas de laboratorio tras su descubrimiento. Una de las aristas más importantes fue el estudio comparativo entre el Patagotitan mayorum y otros dinosaurios gigantes. Empleamos diversos métodos para estimar cuánto había pesado. A diferencia de lo que había ocurrido con otros individuos de grandes dimensiones, como el Argentinosaurus y el Puertasaurus, de los que sólo teníamos fragmentos de esqueletos (seis y cuatro huesos de cada uno) con Patagotitan fue distinto”.

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