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El gobernador Schiareti inauguró las legislativas en Córdoba

Marcando el terreno, conciliador con la Rosada.

Desde Córdoba

Un hombre orgulloso de su obra y con los tapones de punta. Esa es la imagen que proyectó ayer Juan Schiaretti en la apertura de las 142° sesiones Legislativas. A diferencia de Mauricio Macri, su ex compañero de baile que sólo dejó tierra arrasada y una deuda cuasi letal para el Estado, el “Gringo” se jactó de haber cumplido con “la palabra empeñada” y de “las obras muy esperadas y necesarias que hicimos en los últimos tres o cuatro años y hoy todos pueden ver para donde sea que miren”. Blindado con su 57 por ciento y sentado en el flamante edificio legislativo en el complejo del Panal (como le llaman a la Casa de Gobierno), Schiaretti recalcó con tono áspero: “Que quede claro: nadie nos regaló nada a los cordobeses”, y sin desdeñar eslóganes proclamó “para Córdoba lo que es de Córdoba. Esa debe ser nuestra manera de pensar”.

Consciente de un liderazgo que le permitió incluso seguir con los tarifazos sin despeinarse, aún cuando el presidente Alberto Fernández les pidió a los gobernadores de todo el país que los mantuviesen congelados por 180 días, Schiaretti hizo pata ancha en su primer discurso anual.

De traje gris, camisa celeste y corbata rosa, el ya tres veces gobernador cordobés se explayó en sus planes de conectividad de Internet en toda la provincia, en los programas educativos y la promesa de la enseñanza de inglés, “el idioma de la globalización”, para todas las escuelas. Se congratuló también por la red de caminos y puentes, y la «erradicación de 2413 ranchos” en el noroeste cordobés que, explicó, “muchos pobladores por soportar la pobreza con mansedumbre, nadie se había acordado de ellos», y estaban a merced de «la vinchuca que pica y acorta la vida”. Además de futuros turnos digitales para la atención sanitaria y equipos para mayor seguridad para los vecinos, anunció la creación de “quince parques industriales en 2020, pese a la crisis económica que estamos viviendo”.

Desde las gradas, Natalia de la Sota lo miraba tan seria como atenta, igual que Eduardo Fernández y Pablo Carro, del Frente de Todos. “No tenemos preconceptos ideológicos de ningún tipo”, dijo Schiaretti cuando le apuntó otra vez a la Empresa Provincial de Energía de Córdoba. “El Estado debe hacer que las empresas sean tan o más eficientes que las privadas” y advirtió alzando la voz que “vamos a mantener el equilibrio eficiente que logramos. Y para eso vamos a tomar las medidas que hagan falta”. Por lo pronto esas medidas han significado un aumento tarifario del 7,87 por ciento en la boleta mensual. Un aumento que se sumó al 2.700 por ciento de los tarifazos macristas desde diciembre de 2015. El costo eléctrico para una familia es altísimo en Córdoba. Pagar una factura mensual para una casa modesta de dos dormitorios puede alcanzar los cinco mil pesos, y hasta más de tres mil para un monoambiente.

Final con bandera blancaSchiaretti dejó para el final de su discurso lo que él mismo subtituló el plano nacional: “Sabemos que Argentina sufre una crisis. A las nuevas autoridades hoy como siempre les quiero reiterar que todos queremos que les vaya bien. Y que Córdoba está lista y dispuesta, como gobierno provincial, a trabajar juntos con las autoridades nacionales respetándonos, construyendo consensos y colaborando desde cada nivel del Estado con la vista puesta en el pueblo”. Ya conciliador en la despedida y luego de haber dejado sentado quién manda aquí, concluyó: “Podemos aportar mucho para un futuro. Es nuestra vocación, y me atrevo a decir que esta vocación es casi unánime entre los cordobeses”.

En este verano ardiente donde todo parece un puente de fuego -como el que inauguraron en Carlos Paz y al que debieron repintar por las quemaduras sufridas por varios transeúntes y perros que lo cruzaron-; en el Panal no es un secreto para nadie que el “Gringo aún está herido» por el teléfono que no sonó llamándolo desde el despacho de Alberto Fernández. En su lugar, el 14 de enero lo recibió el ministro del Interior Wado de Pedro. Aunque, también se sabe, «tiene en claro» que tanto sus tarifazos post Macri en la electricidad y el agua como su militante “prescindencia” electoral a favor de su ex jefe en la Fiat, le implicarían costos políticos aún con «un presidente conciliador como Alberto».

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