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Crimen de Fabián Gutiérrez: la autopsia revela que murió estrangulado

Se usó fue un cable y la causa de muerte es «asfixia mecánica».

Los detalles apuntan cada vez más a la tesis de que el homicidio fue improvisado, muy lejos de un asesinato por encargo. Mientras le quitaban el aire, le pedían dinero. Facundo Zaeta, cada vez más complicado.Por Raúl Kollmann

Finalmente, la autopsia realizada al cuerpo de Fabián Gutiérrez estableció que la causa de muerte fue «asfixia mecánica», lo que significa que lo estrangularon. El elemento que se usó fue un cable, que fueron apretando más y más en la garganta del ex secretario, mientras le exigían dinero. El cuerpo tiene además golpes fortísimos en la sien izquierda y en la frente y presenta tremendos cortes en las muñecas por los precintos, todo lo cual coincide con lo que declaró uno de los detenidos, Pedro Gómez. La víctima recibió tres cortes en la garganta, todos en el mismo sitio y en la misma dirección, lo que demuestra que tal vez Gutiérrez ya estaba inconsciente, porque no presentó ninguna reacción. El arma de esos cortes fue un cuchillo de la casa de Gutiérrez, prueba de que el homicidio fue improvisado, muy lejos de un asesinato por encargo. Los otros tres jóvenes se negaron a declarar ante el juez Carlos Narvarte que, de todas maneras, afirma contar con pruebas más que suficientes. La impresión es que el protagonista central de la historia fue Facundo Zaeta, que no sólo sedujo a Gutiérrez, sino que fue el que pegó, acuchilló y hasta enterró el cuerpo, aunque el magistrado cree que los demás participaron. Zaeta tiene la mano hinchada por los golpes, rasguños, y a los demás se les detectaron menos rastros.

Foto: Facundo Zaeta

Lo que ocurrió en la vivienda del ex secretario presidencial –que renunció hace diez años, en enero de 2010– es que le causaron sufrimiento para sacarle dinero que creían que tenía en una caja fuerte. El alcohol y las drogas pueden haber sido condimentos esenciales: Zaeta fue detenido en octubre pasado con 48 pastillas de LSD.

En la clasificación establecida por el criminalista Raúl Torre, el caso de El Calafate es un típico hecho desorganizado: los autores dejaron pruebas por todos lados. Se les encontraron ropas ensangrentadas, coinciden las huellas de sus vehículos, hay imágenes de cámaras de seguridad y huellas dactilares en el principal escenario de los hechos: la cocina–comedor de la vivienda de Gutiérrez. Allí se encontraron gran cantidad de manchas de sangre, lo mismo que en la bacha de la cocina y del baño, pero en estos dos últimos casos es casi seguro que fue porque los homicidas se lavaron.

El abogado de la familia Zaeta adelantó que hoy recusará al juez Narvarte, según consigna el diario La Opinión Austral. La movida tiene pocas perspectivas porque el letrado aduce que el magistrado prejuzgó al decir que el homicidio tiene una pena probable de prisión perpetua. Sucede que la calificación inicial es homicidio agravado por la participación de dos o más personas, pero además podría haber otros agravantes, como homicidio criminis causa, es decir que mataron para tapar la extorsión. Otro agravante puede ser la alevosía, porque la víctima estaba indefensa. Frente a ese cuadro de situación, Narvarte se limitó a decir que para un delito de esa naturaleza esta prevista, como única pena posible, la prisión perpetua.

La relación de Gutiérrez con Zaeta era más que reciente: el ex secretario presidencial tuvo otra pareja y, tras una ruptura, de alguna manera tomó contacto con Facundo. A algunos amigos muy cercanos les contó que esperaba pasar el fin de semana con él.

Todos dijeron que Gutiérrez y Zaeta tomaron alcohol antes del desenlace y la presunción es que Gutiérrez quedó vulnerable, porque no hubiera sido fácil maniatarlo dado que los jóvenes son mucho más chicos de tamaño que el ex funcionario. Los hombres de Homicidios de Santa Cruz evaluaron que difícilmente le hubieran podido poner los precintos sin estar indefenso. El único arma que llevó el grupo fue un cuchillo sin filo y luego utilizaron otro que estaba en la cocina. Los dos cuchillos están secuestrados, pero el arma sin filo, así como un celular, fueron dejados en un espacio donde se reúnen jóvenes para patinar. El cuchillo y el celular estaban envueltos en una bombacha y a la vista.

Los jóvenes eran consumidores de drogas, por eso sorprendieron a Zaeta con las pastillas de LSD tras una fiesta electrónica. Además se lo conocía como un habitué de la noche, con problemas de adicción al alcohol. De la casa de Gutiérrez no sólo se llevaron un televisor, un equipo de música y el celular de la víctima, sino todo el alcohol que encontraron, incluyendo el ron que Gutiérrez compró esa misma noche.

La situación actual es que parece probado que los cuatro estuvieron en casa de Gutiérrez. Lo indicarían las huellas y las marcas de las respectivas camionetas. También sucede que les secuestraron ropas con sangre. Pero los tres aducen que todo, los golpes, las cuchilladas, la exigencia de dinero y hasta haber enterrado el cuerpo, fueron obra de Facundo Zaeta. 

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